Belemnites

Los belemnites (o belemnoides) son un grupo extinto de cefalópodos marinos que habitaron nuestro planeta durante los periodos Jurásico y Cretácico, hace más de 200 millones de años. Pertenecen al grupo de los coleoideos, al igual que los calamares y sepias que conocemos actualmente.

Al igual que ellos, los belemnites poseían un saco de tinta, pero a diferencia del calamar, tenían un esqueleto interno duro, que forma una protuberancia con forma de bala. Esta es la parte del belemnites que encontramos fosilizada.

Durante el Jurásico y el Cretácico los belemnites fueron muy numerosos, de ahí que hoy los encontremos en abundancia en compañía de sus primos los Ammonites.

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Taxonomía

Phylum Mollusca | clase Cephalopoda | subclase Coleoidea | superorden Belemnoidea

3 curiosidades de los belemnites

Descubre estas criaturas marinas del Jurásico con unos datos curiosos que te harán parecer un paleontólogo profesional:

1. Etimología, ¿cuál es el origen de su nombre?

Belemnites toma su nombre de la palabra griega belemnon que significa dardo, flecha o jabalina. Antiguamente se pensaba que los fósiles de belemnites habían caído del cielo como dardos durante las tormentas eléctricas. 

Algunos fósiles tienen una forma parecida al dedo, motivo por el que en la cultura popular se les conoce como Dedos del Diablo o Dedos de San Pedro.

3. ¿De qué se alimentaban?

Los belemnites capturaban a sus presas con sus brazos en forma de gancho. Su dieta se conformaba de otros moluscos, peces pequeños y crustáceos.

A su vez, los belemites formaron parte de la dieta de otras criaturas marinas como los ictiosaurios, cuyos estómagos fosilizados a menudo contienen belemnites.

3. ¿Cómo se descubrió que tenían tinta?

Corría el año 1826 cuando Mary Anning descubrió algo así como una cámara que contenía tinta seca dentro de un fósil belemnite. Se lo enseñó a su amiga Elizabeth Philpot, que fue capaz de revivir la tinta con agua y emplearla para ilustrar algunos de sus propios fósiles de ictiosaurio.

Elizabeth marcó tendencia en aquel entonces, ya que otros artistas locales no tardaron en hacer lo mismo cuando se descubrieron más cámaras de tinta fosilizadas. Mary Anning observó que las cámaras se asemejaban a los sacos de tinta de los calamares y sepias modernos, que había diseccionado anteriormente para comprender mejor la anatomía de los cefalópodos fósiles.

Estas conclusiones son las que llevaron a William Buckland (el naturalista inglés que escribió la primera descripción completa de un dinosaurio) a publicar que los belemnites jurásicos utilizaban su tinta para defenderse, al igual que muchos cefalópodos modernos.

Características de los belemnites

Por norma general, los fósiles de belemnites que se encuentran se corresponden solo a la parte posterior de la concha (llamada semblante). Esta parte tiene forma alargada y de bala, cilíndrica, puntiaguda y redondeada.

En la parte delantera de la concha se encuentra la zona llamada fragmocono, característica de todos los cefalópodos, que se conserva solo en especímenes singularmente bien preservados.

Al tiempo que el fragmocono de los belemnites es análogo a las conchas de otros cefalópodos compuestas de aragonito, el rostro presenta una novedad evolutiva compuesta de calcita, que se preserva en el tiempo realmente bien.

Todas estas partes del belemnite eran internas a la criatura, formando un esqueleto rodeado de tejido muscular. Es por ello que el animal tuvo que tener un tamaño bastante mayor al de la concha fosilizada, con un gran cuerpo alargado y ojos grandes. El rostro del belemnites estaría ubicado hacia la parte posterior de la criatura, con el fragmocono tras la cabeza.

Ciertos especímenes de belemnites, por desgracia no muy frecuentes, han sido hallados conservando las partes blandas del animal.

Las partes duras, no obstante, sí que se encuentran más fácilmente en el registro fósil como el que puedes ver en el Centro de Interpretación Cabra Jurásica.

Debido a todos los fósiles encontrados, los belemnites son una guía ideal para los paleontólogos que exploran épocas pasadas como el Jurásico.

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